Desde el año 2000, Buenos Aires celebra y recuerda cada 5 de septiembre el habla popular de los argentinos: el lunfardo.
Como es habitual en cada idioma, los diferentes lenguajes tienden a sufrir variaciones léxicas por motivos regionales, sociales o geográficos. El contexto social, muchas veces, es uno de los mayores causantes de la aparición de nuevas jergas populares o vocablos dentro de una misma sociedad. En Argentina a esta jerga se le conoce como lunfardo.
A fines del siglo XIX, Buenos Aires ve sus calles revueltas entre criollos, afroargentinos y migrantes europeos. En ese mismo contexto histórico social, las clases populares del país intentan camuflar sus conversaciones y empezaron a crear nuevos términos para referirse a la realidad que los circunda.
Para entonces, el tango empezó a surgir como un nuevo género musical adoptando las palabras que la calle le iba dejando. A modo de registro, los cantores de tango empezaron a relacionar las letras de sus temas con los lunfardos de la calle, de los bares, de las plazas, de sus amoríos y hasta de la delincuencia.
El Ciruja, un tango escrito por Francisco Alfredo Marino y compuesto musicalmente por Ernesto de la Cruz en 1926, es un ejemplo cargado de un lunfardo tal, que para algunos, la lectura del tema resulta casi indescifrable. Veamos:
“Recordaba aquellas horas de garufa
Cuando minga de laburo se pasaba
Meta punga y al codillo escolaseaba”.
Cuando minga de laburo se pasaba
Meta punga y al codillo escolaseaba”.
Algunos se preguntarán: ¿Qué #!@& acabo de leer?
Tranquilo, le traducimos: “Recordaba aquellas horas de fiesta, cuando no había nada de trabajo, así que mejor robaba y al codillo (juego) apostaba”.
El Ciruja se popularizó por su letra de arrabal y sus magníficas interpretaciones a cargo de Carlos Gardel, Rosita Quiroga, Ignacio Corsini y Julio Sosa. Este último -desde la redacción- quien mejor la expresó. Así que la compartimos para que la disfruten.
¿Qué saben ustedes de lunfardo, amigos? Los leemos.
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